Alter Ego

¿Por qué leemos?, ¿por qué vemos películas?, ¿por qué jugamos con simuladores de realidad virtual?Es inherente al ser humano la insatisfacción personal, el deseo de ser más de lo que se es, o al menos diferente.Sumergirnos en un mundo distinto donde podemos ser héroes o villanos, genios o simples mortales. Personajes que tal vez viven una vida insulsa, pero ¡ey! ya no será nuestra vida si no la de otro, la observaremos desde fuera, marcando las distancias, porque sabemos que existe una barrera entre nuestra realidad y la ficción en la que nos reflejamos.Porque matar en un videojuego es un logro, ver muerte en los libros es una épica batalla, en el cine: una aventura. En la vida real es un asesinato, está penado por la ley y va contra la moralidad del ser humano.Cuando la la falta de satisfacción personal nos impulsa a buscar una salida, la buscamos.Al principio fueron los libros, magníficos ejemplares que nos llevaban a vivir aventuras que jamás imaginaríamos, pudiendo ser cualquier persona en cualquier tiempo presente, pasado o futuro. Y es que la buena literatura hace que vivas la historia como si fuera propia, el buen escritor es el que consigue que se te haga un nudo en la garganta al leer el sufrimiento, que se dibuje una sonrisa en tu rostro cuando el caballero rescata a la princesa (en cualquiera de sus transformaciones actuales).Luego llegó el cine y la tarea se hizo más fácil, ya no teníamos que hacer el esfuerzo de imaginar los escenarios según avanzaba la lectura, simplemente debíamos – debemos – sentarnos y entrar a formar parte del relato. Más o menos largo, mejor o peor contado, pero durante un lapso de entre una hora y media y tres horas, todo nuestro mundo se ha visto reducido a los hechos de la pantalla.Ahora proliferan las nuevas realidades – realidades virtuales se llaman – donde cualquier usuario con unos mínimos conocimientos de informática puede crear un personaje o ávatar y vivir una vida paralela. WOW en batallas multijugador, los Sims en simuladores sociales offline y desde no hace demasiado Second Life, un simulador social a nivel mundial en tiempo real.Guillermo Toledo anunciaba WOW diciendo: «Soy Guillermo Toledo y soy un Paladín» y veíamos como se transformaba en un imponente guerrero presto para lanzarse a la batalla.Los Sims cuenta ya con innumerables expansiones, reediciones y fans, por descontado. Debo reconocer que jugué, y me impactó sobremanera, me quedé en Los Sims 2. Me encantaba llegar a casa e interactuar con mi vecindario virtual, sine embargo apenas conocía a los vecinos de la casa de al lado. Al poco tiempo lo dejé. Aún no conozco a mis vecinos.Lo que ya fue la bomba para todos los tecnópatas, nerds, frikis o como se les quiera llamar, además de amas de casa insatisfechas (también de los hombres dedicados a las tareas domésticas, que aunque en menor número, los hay), dependientes/as, ejecutivos/as y trabajadores/as de toda escala fue la aparición de Second Life. «Si tu vida no te gusta, vive otra sin moverte de casa» (frase registrada con licencia GNU GPL 😉 ). Donde un estudiante apocado puede ser el amo de las fiestas, y un dependiente de una tienda de electrodomésticos el dueño de una fortuna – virtual, eso sí-.Aunque se trata de una plataforma gratuita, los usuarios deben pagar por los terrenos y los bienes que adquieren en SL, con dinero real.También confieso haberlo probado durante un tiempo, pero sigo sin sentirme satisfecho con el resultado, me gusta más imaginar realidades que recibirlas mascaditas y en bandeja.Soy un freak, un tecnópata, un dependiente que es también amo de casa. Y a veces quiero escapar de ciertas circunstancias de la vida, pero si quiero huir, me quedo con los libros.

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