Nada he escrito con un placer mayor que los recuerdos que incluyo en Juvenilia. Mientras procuraba alcanzar el estilo que me había propuesto, algunas veces sonreía al chocar con las grandes dificultades que se presentan al que quiere escribir con sencillez. Es que la sencillez es la vida, pero también la verdad, y no existe nada más difícil que penetrar en ese santuario. La palabra es rebelde, la frase pierde la serenidad de su marcha, y todos los recursos que presenta nuestro excepcional idioma suelen quedar inertes para aquel que no sabe comunicarles la acción” ha afirmado el propio Miguel Cané luego de escribir este libro tan particular.
“Juvenilia” es una gran obra que tuvo su origen nada menos que en la memoria y los recuerdos nostálgicos de su autor. Su adolescencia en el colegio Nacional Buenos Aires, donde el Cané tiene como guía a un personaje realmente memorable: M. Jacques, un francés al que el escritor le tiene mucho respeto y aprecio.
Se pueden encontrar escritos muy realistas de las andanzas de grupos de escolares cuyo lugar principal de relaciones sociales es el internado de una de las escuelas más importantes de la Argentina. Para ser más concretos diremos que Cané logra transcribir tanto sus emociones como sus recuerdos con una prosa más que sencilla y expresiva, lo que le da un tono original y la hace bastante fácil de leer.
Sin embargo lejos de sentirse conforme con lo realizado este autor ha confesado que “No he conseguido por cierto ni aun acercarme a mi ideal, pero estoy contento de mi esfuerzo, porque si no lo he encontrado, por lo menos he buscado el buen camino». «Juvenilia», una de las grandes obras de Cané.
