Hay tres reglas si uno quiere sobrevivir en tiempos de estrés. La primera es respirar profundamente. La segunda, contar hasta diez. Y la tercera, comer chocolate. O al menos eso es lo que vemos en las películas americanas y lo que Carole Mathews nos recomienda en esta divertidísima novela en la que se pueden cumplir todas o casi todas las Leyes de Murphy. Y es que si algo nos hace pasar un buen rato es reirnos de nostros mismos y decsubrir que, por horrible que parezca, no todo es tan malo y las cosas siempre podrían ir a apeor.
Lucy, Autumn, Nadia y Chantal son las protagonistas de este ienédito de Punto de Lectura para el verano. Apenas tienen tiempo de contar hasta diez antes de abalanzarse sobre el cholate este sustitutivo del sexo que todos hemos probado algna que otra vez como terapia ani depresiva. Y es que sus vidas sentimentales son un desastre: a Lucy la felicidad de que su jefe Aidan le declare su amor le dura un suspiro; el novio de Autumn va a conocer a sus padres; el marido de Nadia jura que ya ha dejado de robar, pero ella no le cree, y Chantal está intentando salvar su matrimonio. Pero, aunque parezca que sus vidas son un desastre, estas aguerridas mujeres no pierden su desternillante humor.
No esperéis una obra de la literatura merecedora de un Cervantes, pero si queréis reiros de los problemas y pasar un buen rato, no lo dudéis, El club de las chocoadictas es una buena elección.
