Avatar, rescribiendo un clásico

Avatar es el último y esperado estreno de James Cameron.

El director firma también el guión de la cinta, su obra magna, el resultado de 8 años de trabajo.

Y tras salir de la sala de cine, no puedo evitar comparar las 2 horas y media largas que dura esta apoteósica creación con el clásico literario Pocahontas que fue llevado al cine animado de la mano de Disney.

Explico la comparativa: un soldado es enviado a un lugar lejano y hostil, con la misión de ganarse a los nativos, obteniendo una ventaja militar sobre ese pueblo indígena; pero el soldado se enamora de la hija del jefe y decide luchar contra sus propios camaradas para preservar la nueva cultura.

Además los indígenas de Pandora (que así se llama el planeta donde transcurre la película) veneran al ArbolMadre, como hicieran antes los indigenas del Nuevo Mundo.

Si unimos esta base al deseo humano de vivir una vida que no es la propia, deseo que se explora en profundidad en las recientes Gamer y Los Sustitutos (Surrogates, inspirado en la novela gráfica homónima).

Con un bestiario digno de la Tierra Media y los ingredientes que comentaba más arriba tenemos una película larga, pero en absoluto pesada, con grandes dosis de acción y muchos efectos digitales que es francamente recomendable. Y que nos recuerda que, si bien muchas historias ya están contadas, siempre pueden volver a escribirse logrando un resulstado espectacular

Un 10 para la obra cumbre de Cameron.

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