Entre machos y hembras: EL LECTOR

Machos

Es indudable que la creatividad de nuestro querido escritor Julio Cortázar superaba toda escala y escuela, estamos hablando de su insólita ocurrencia al describir las diferentes clases de lectores, según su criterio, en “lector macho” y “lector hembra”, digamos de antemano que no tuvo pocos problemas por haberlos clasificado de esa manera.La cosa es que Julito decide denominarlos de este modo para destacar sus diferencias, y es así que le da por llamar al lector hembra: a aquél lector que no le importa el sexo, que su lectura es fácil, sin vueltas, porque lógicamente busca una literatura sin ambigüedades, con una historia ya resuelta sin que quede ningún cabo suelto, donde no haya que improvisar ni armar ningún meta texto.

En cambio, el lector macho, es aquel a quien le interesa por sobremanera una lectura complicada, laberíntica, podríamos decir, en la que juega un papel de “colaborador” del autor, y en la que puede plasmar sus ideas respecto al texto que está leyendo. Por ejemplo continuar el final que es abierto, encontrar indicios en la historia que el autor deja por debajo de la misma para que otro se ocupe de encontrarlos, resoluciones que tomar con respecto a la intriga, la cual está encubierta, y así muchas cosillas que un buen lector macho sabrá resolver.

Más tarde, por razones obvias, los literatos se encargaron de cambiar la clasificación dada por Cortázar, por lo cual quedó de esta manera: lector pasivo (hembra), lector activo o cómplice (macho), y bueno, cosas de la literatura…

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